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Escrito por: M. Cecilia Celso

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¿Casarse para ser feliz?

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Una vez alguien dijo: «uno no se casa para ser feliz, uno decide casarse cuando ya es feliz».

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Si bien la felicidad es congruente con el estado amoroso de una pareja, la realidad es que este «sentimiento natural», no nos dará la certeza de que nos acompañe de por vida. 

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¿Ser feliz es una decisión? 
Cualquiera de nosotras puede determinar a diario ser feliz, pero las circunstancias de la vida, las situaciones y los contratiempos cotidianos se presentarán, y no hay nada que podamos hacer para evitarlos, sino que debemos ser capaces de enfrentarlos con total responsabilidad y sabiduría. 


Sin embargo Dios en su soberanía y beneplácito a través de Su hijo, nos otorga «gozo», que es una característica del fruto del Espíritu como resultado de caminar con Él, quien nos permite experimentarlo aún así en las situaciones más difíciles y dolorosas, sentir una alegría intensa. Y esto solo lo puede hacer Dios quien nos ha marcado con el Espíritu Santo de la promesa, el cual es la garantía por la fe en Cristo Jesús, Señor nuestro.

(Gálatas 5:22,23, Efesios 1:13)

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¿Qué hacer cuando mi matrimonio está en crisis? 
Debemos entender que el matrimonio es un pacto, de manera que buscar la guía de Dios para este asunto, es todo lo que necesitamos. Las instrucciones bíblicas son las que nos ayudan a corregir cualquier deficiencia. 
Cada matrimonio es distinto, pero el modelo de Dios es uno.
(Mateo 19:6)
«Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre».

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En casos puntuales, ¿a quiénes podemos acudir en busca de ayuda? 
Considerando que no todas las crisis matrimoniales son iguales, o quizá nuestro estado espiritual y/o emocional no está lo suficientemente preparado, podemos acudir a consejería con el pastor de la iglesia donde nos congregamos, o con una anciana de la iglesia que sea madura en la fe, y que sepa tratar estos temas trascendentales, para que podamos sentirnos confiadas a la hora de exponer nuestra situación, y a la vez recibir ánimo y palabras sabias que nos edifiquen, aún así nos corrijan si es necesario.

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La felicidad si bien es un estado de ánimo muy agradable que todas quisiéramos tener la dicha de disfrutar permanentemente. Esta no deja de ser una «emoción natural». Tmbién otras emociones coexisten con la intención de reflejar algo que nos pasa, sea bueno o malo. Pero la verdad es que debemos enfocarnos en vivir espiritualmente y no en base a lo que sentimos, o deseamos, sino como conviene en Cristo, ordenándolas de acuerdo a Su carácter. 
(Gálatas 5:25)

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Cristo es el epicentro de nuestras vidas. En Él está todo lo que necesitamos. Él es lo único que tenemos. 

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(Filipenses 4:4)
«Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez les digo, ¡regocíjense!».

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Sobre el autor:

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M. Cecilia Celso

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Sirve en el ministerio ¨La Mujer de La Bilblia¨, quien ademas es autora de varios textos en la misma página, también aporta con su voz en los videos.

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Desde hace 9 años vive en el sur de Argentina, en la Provincia de Santa Cruz. Está felizmente casada y tiene tres hijos.

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Agradece a todas las mujeres de esta fan page, y las anima a seguir creciendo espiritualmente, con el fin de reflejar la imagen y carácter de Cristo.

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