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Hablemos de la familia
(parte 3)

 

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Escrito por: Rafael Barrera

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"Una familia moldeada para Dios"

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Una buena familia cristiana es aquella que se alinea con los principios bíblicos y en la que cada miembro entiende y cumple con la función que Dios le ha dado. La familia no es una institución establecida por el hombre, fue creada por Dios para el beneficio del hombre, y él es responsable de administrarla. La unidad familiar bíblica fundamental, está compuesta por un hombre, una mujer (su cónyuge) y sus hijos naturales o adoptivos. El círculo familiar puede incluir los parientes por consanguinidad o matrimonio, como los abuelos, sobrinas, sobrinos, primos, tíos y tías. Uno de los principios fundamentales de la unidad familiar es que involucra un compromiso ordenado por Dios para la vida de los miembros. El esposo y la esposa son responsables de mantenerlo unido, a pesar de la actitud actual del entorno cultural.

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Por supuesto, la primera exigencia para los miembros de una familia cristiana es que todos ellos sean cristianos, teniendo una verdadera relación con Jesucristo como su Señor y Salvador. Efesios 5:22-33 proporciona las directrices para los esposos y esposas en una familia cristiana. Se requiere que el esposo ame a su esposa como Cristo amó a la iglesia, y la esposa debe respetar a su marido, y voluntariamente sujetarse al liderazgo de él en la familia. El papel de liderazgo del esposo debería comenzar con su propia relación espiritual con Dios, y después fluir para instruir a su esposa y sus hijos en los valores bíblicos, conduciendo a la familia a la verdad bíblica. A los padres se les instruye para que críen a sus hijos en "disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 6:4). Un padre también debe proveer para su familia, si no lo hace, "ha negado la fe, y es peor que un incrédulo" (1 Timoteo 5:8). Entonces, un hombre que no hace ningún esfuerzo para mantener a su familia, no puede considerarse como un cristiano. Esto no significa que la esposa no pueda ayudar en el apoyo a la familia, Proverbios 31 demuestra que una esposa piadosa seguramente puede hacerlo, aunque el proveer para la familia no es principalmente la responsabilidad de la esposa sino la de su marido.

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Al hombre se le dio la mujer con el propósito de ayudarle (Génesis 2:18-20) y para tener hijos. El esposo y la esposa en un matrimonio cristiano deben permanecer fieles el uno al otro para toda la vida. Dios declara la igualdad de valor en que el hombre y la mujer son creados a imagen de Dios y, por lo tanto, son igualmente valiosos para Él. Sin embargo, esto no significa que los hombres y las mujeres tienen funciones idénticas en la vida, en general, las mujeres son más expertas en la crianza y el cuidado de los niños, mientras que los hombres están mejor equipados para proveer y proteger a la familia, por lo tanto son iguales en la posición, pero cada uno tiene que cumplir una función diferente en el matrimonio cristiano.

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Un matrimonio cristiano, fundamental para una familia cristiana, sigue las instrucciones bíblicas sobre el sexo. La biblia contrarresta el punto de vista en muchas culturas que dice que el divorcio y el vivir juntos sin estar casados, y el matrimonio entre personas del mismo sexo, son aceptables a los ojos de Dios. La sexualidad expresada según los estándares bíblicos, es una hermosa expresión de amor y compromiso, si esto está fuera del matrimonio, es pecado.

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A los hijos se le da dos responsabilidades primarias en la familia cristiana: obedecer a sus padres y honrarlos (Efesios 6:1-3). Obedecer a los padres es el deber de los hijos hasta que alcancen la edad adulta, pero honrarlos es su responsabilidad para toda la vida. Dios promete Sus bendiciones a quienes honran a sus padres.

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Idealmente, una familia cristiana tendrá a todos sus miembros comprometidos con Cristo y con Su servicio. Cuando el esposo, la esposa y los hijos cumplen sus funciones designadas por Dios, entonces la paz y la armonía reinarán en el hogar. Pero si tratamos de tener una familia cristiana sin Cristo como la cabeza, o sin adherirnos a los principios bíblicos que el Señor amorosamente ha provisto para nosotros, el hogar sufrirá.
 

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Sobre el autor:

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Rafael Barrera

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En la actualidad Rafael se encuentra pastoreando la Iglesia «Vida y Gracia» en Ciudad de México, asimismo da clases de estudio bíblico, consejería y participa en distintas conferencias, desde hace ya doce años.

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