Por: M. Cecilia Celso

 

Ninguna de nosotras estará exenta de pasar por pruebas a lo largo de la vida cristiana.

 

Pruebas que nos dejarán debilitadas o quizás agobiadas, pero de todo nos liberará el Señor.

Sabiendo que la prueba produce paciencia y es para nuestra fe que es en Cristo Jesús.

Quiero empezar reivindicando el primer versículo que está en Santiago 1:2-11

 

 2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; 10 pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. 11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

 

¡Dios es Sabio! Acerquémonos a Él, confiadamente, sabiendo que escuchará nuestras súplicas; anhelemos el fruto de la paciencia y gozo, reposemos en la oración que hemos elevado.

 

Adoremos su Santo nombre en la aflicción y confiemos en que Él, actuará en nuestra causa conforme a las riquezas de Su misericordia y voluntad a favor nuestro.

 

Segundo versículo, S. Juan 14:18

18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

 

¡Qué extraordinaria promesa! Jesús el hijo de Dios estaba confirmando a sus discípulos que Él vendría a morar en cada uno de ellos. El redentor de todo el género humano cumplió con su ministerio y con cada una de Sus palabras que redactan las Escrituras. Que privilegio inmerecido que podamos sentir el cuidado y el gran amor de Dios a través del Espíritu Santo.

 

Echemos un vistazo al próximo texto que está en S. Mateo 4:1-11

 

4 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:

A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. 7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.

 

 

El mismo Espíritu que llevó a Jesús al desierto donde fue tentado y provocado por el tentador; fue el mismo Espíritu que prevaleció junto a Jesús hasta el final, no solo de Su ministerio sino de Su vida.

 

Pongamos atención a este pasaje y que nos revela:

 

• El amor genuino hacia su Padre

• La obediencia hacia las Escrituras en cada cita que Jesús hizo, no porque las memorizara, sino por que Él obedecía cada pasaje y se sujetaba a ellos.

• En la obediencia podemos ver claramente como la prueba y la tentación terminan.

 

Así lo hará en cada una de nuestras vidas y cumplirá su propósito.

 

Ahora no nos quedan dudas que la función del Espíritu Santo es llevarnos siempre a Dios, usando varios canales, la oración, Su Palabra y los consejos de ánimo de nuestros hermanos en la fe.

 

Para que cada día podamos fortalecernos y sentirnos con total seguridad de que Dios Padre tiene cuidado de nosotras y de que no estamos solas. ¡De manera que fuera de Él nada podemos hacer! Y, que solo basta Su gracia, para que Su poder se perfeccione en la debilidad. 2 Cor 12:9

 

Por consiguiente, Pedro afirma en su primera epístola del capítulo 1 en el versículo 6 y 7 de manera metafórica narra, como nuestra fe es puesta a prueba como se funde el oro, pasando por el fuego hasta lograr la pieza preciosa que el orfebre tanto desea ver.

 

6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,

 

Pensemos un momento, toda prueba y proceso traerá beneficios y bendiciones espirituales, con el fin de ser como Cristo.

 

Pongamos nuestra confianza y mirada en el Creador renovando los pensamientos de nuestra mente y corazón, para comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta hacia nosotras.

 

Hemos creído en Él y también en su Palabra que es verdadera y que nos sostiene.

 

La mujer de la Biblia