
La mujer de la Biblia

"Qué hacer cuando nuestros hijos son rebeldes"
Hoy le damos inicio a una nueva serie, “Charla de sobremesa”, con la compañía de Rafael Barrera y María Cecilia Celso. Ambos tienen hijos: Rafael tiene una hija y un hijo, ambos jóvenes; María Cecilia tiene tres hijos varones, adolescente, preadolescente y en la etapa de la niñez.
Ellos hablarán a través de sus experiencias sobre cómo han podido sobrellevar cada situación en la crianza de sus hijos y lo difícil que es tratar la rebeldía de un hijo cuando no vivimos bajo la Palabra de Dios para encaminarlos. También discutirán los beneficios y la recompensa de poder corregirlos bajo los patrones bíblicos.
¡Acompáñennos! Estoy segura de que esta serie les dará ánimo.
María Cecilia: La maternidad es una bendición y un llamado divino, y al mismo tiempo es compleja. La única manera de poder criar hijos piadosos y obedientes es siguiendo las instrucciones bíblicas para poder corregirlos y cambiarlos según el modelo de Dios.
María Cecilia: ¡Hola, Rafael! ¿Cómo estás?
Rafael: ¡Hola! Muy bien, ¿y tú?
María Cecilia: Muy bien. Y con muchas preguntas para hacerte sobre este tema relevante. ¿A qué edad se manifiesta la rebeldía en una persona? ¿Influyen los cambios del crecimiento en su temperamento y estado emocional, y los conducen a tener este tipo de comportamiento?
Rafael: Muy bien, hermana. Hablando de la edad en que se empieza a manifestar la maldad y la rebeldía en un niño, esto sucede cuando tienen uso de razón e imitan la forma en que se comportan los adultos. Cuando empiezan a darse cuenta de que los adultos rechazan la autoridad y no son reprendidos, ellos también comienzan a hacer lo mismo.
Los cambios del crecimiento en los niños influyen en varias áreas, como el temperamento, sus emociones y estados de ánimo. Esto se debe a la transición que atraviesan al pasar de niños a adolescentes y de adolescentes a jóvenes. Entre esos cambios está el desarrollo físico en las mujeres y los varones. Mucho de lo que ellos ven hacer en los demás y de lo que les permiten ser y hacer también tiene que ver con la educación, la moral y los principios.
Todos los niños son distintos, tienen capacidades y habilidades diferentes, y muchos crecen creyendo que pueden hacer lo que quieran debido a una mala educación. Tenemos una tendencia natural al mal; siempre he dicho que a los niños no hay que enseñarles a hacer lo malo, sino a hacer lo bueno. Aprenden viendo su entorno y crecen afectados por la forma en que perciben las cosas. La convivencia social hace que tengan un temperamento acorde con su desarrollo en casa, sociedad, escuela, amigos, etc. Todo lo que ven, imitan, admiran y llegan a ser es crucial. Por eso, es tan importante darles un gran ejemplo moral y enseñarles quién es nuestro Señor desde pequeños.
María Cecilia: Sí, considero que somos de gran influencia para nuestros hijos, y todo depende de si es buena o mala. Los niños, en general, son muy observadores y están atentos a todo lo que decimos y hacemos.
Recuerdo haber cometido imprudencias como madre, con un pensamiento totalmente caído. Una vez, alguien tocó a mi puerta para ofrecerme un producto, y uno de mis hijos atendió. Mi hijo se acercó y me dijo: "Mamá, hay un señor que te busca". Yo le respondí: "Dile que no estoy". Mi hijo volvió y le dijo: "Mi mamá no está". No solo lo obligué a mentir, sino que le enseñé a mentir. Esta es una de las tantas anécdotas; hay más, y no quisiera recordarlas. Más bien, medito en cómo estamos criando a nuestros hijos: ¿los estamos criando en obediencia o en rebeldía?
Rafael: Desde luego, muchos opinan que el entorno que le demos a nuestros hijos, con amor, aprendizajes apacibles y convivencias familiares agradables, puede funcionar. Sin embargo, "la rebeldía" no es porque algo "no les guste", sino porque "les gusta ser rebeldes". Por lo cual, lo mejor que podemos aplicar y el mejor método es enseñarles que el pecado trae consecuencias. Mostrar a nuestros hijos que los malos actos siempre llevan una consecuencia, darle un seguimiento a la consecuencia y hacerles ver en todo momento por qué es malo ser rebelde. Mostrarles que la consecuencia puede ser muy dolorosa y puede dañar a más personas incluso.
María Cecilia: ¿Qué método le aplicamos a la rebeldía?
Rafael: Cuando un hijo es rebelde, definitivamente tenemos que mostrar que tenemos autoridad y ser rígidos y hasta estrictos por su bien. La Biblia nos enseña que, incluso si es necesario, reprender con vara debemos hacerlo para que esa rebeldía no siga creciendo y el hijo se pierda en el mal.
Te daré unos ejemplos:
"En los labios del prudente se halla sabiduría; mas la vara es para las espaldas del falto de cordura" (Proverbios 10:13).
"La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él" (Proverbios 22:15).
"No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá" (Proverbios 23:13).
"Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol" (Proverbios 23:14).
"El látigo para el caballo, el cabestro para el asno, y la vara para la espalda del necio" (Proverbios 26:3).
"La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre" (Proverbios 29:15).
Para muchos padres y madres, estos métodos son demasiado duros y agresivos. El punto básico de ellos no es la violencia, sino la corrección para que el hijo no se pierda.
La vara en ocasiones puede ser figurativa, quitándoles lo que más les gusta, o en ocasiones depende de la rebeldía y condiciones; tendría que ser alguna medida física disciplinaria.
El llegar a tener que tomar esta última medida para muchos es un escándalo, pues no quisieran hacer eso a sus hijos. Bueno, Dios tampoco, pero si los hijos llegaron tan lejos es porque los padres lo fueron permitiendo. Así que debemos darle solución.
María Cecilia: Como dice Hebreos 11:12, "Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza". Y aquí es donde quiero llegar y hablarles a las madres: por supuesto que es doloroso disciplinar a un hijo, y también lo es para el hijo o hija. Sé que muchas madres se rehusan a usar la pela y que hasta sus familiares se oponen a este método porque consideran que es “normal” que los niños sean rebeldes, aunque ellos los llaman “revoltosos”.
No olvidemos que vivimos en este mundo caído, donde también las leyes van en contra de los patrones bíblicos. Incluso hay multas y sanciones que prohíben rotundamente que una madre, padre o tutor ejerzan la pela en lo mínimo. Acá en Argentina lo vivimos; no se les puede tirar del cabello porque ya es abuso infantil. También considero que hay casos de abuso reales de niños que han sido víctimas de hechos atroces, y no quiero llegar a este tema porque son casos extremos a lo que enseñan las Escrituras. Son temas muy delicados que tienen otro trasfondo.
Pero cuando desglosamos los versículos de Proverbios citados, podemos entender que el castigo o pela se utiliza como última instancia. No decimos que debemos acudir a la violencia porque esa es la mejor forma; ¡de ninguna manera! Pero el niño debe entender cuál es el límite y hasta dónde llega.
Madre, no te niegues a corregir a tus hijos con vara, “porque si lo castigas con vara, no morirá”. Me gusta esta parte de Proverbios 23:14: “Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol”, es decir, un camino de perdición. Aquí debemos entender que nuestros hijos deben ser librados de la rebelión, porque de la misma manera que se rebelan y deshonran a sus padres, también lo harán con Dios, y eso es lo que debemos evitar para que no haya consecuencias.
Estamos mostrando nuestro amor al corregirlos, como dice Proverbios 13:24: "El que no aplica el castigo aborrece a su hijo; pero el que le ama le corrige". Ahora bien, debemos analizar y pensar: ¿cuáles son mis reacciones y el modelo o patrón que manejo al utilizar la vara de la disciplina? Porque de la manera que la apliquemos se verán los resultados. ¿Soy constante? ¿Digo una cosa y hago otra? No nos olvidemos de ejercer dominio propio y constancia, ambas se complementan.
Cuando aplico la vara, ¿lo hago con ira y rechazo hacia mi hijo, y como una manera de descargarme? De esa manera no funcionará y le haremos daño, empeorando la situación. Observemos Proverbios 19:18: “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza, mas no se apresure tu alma para destruirlo”. La disciplina tiene que ser adecuada y controlada si queremos obtener buenos resultados. La vara representa autoridad, y cuando hablamos de que la disciplina tiene que ser medida, sin abusos y sin generar daños, decimos que el buen uso de la vara da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Concluimos con Hebreos 12:11 y Proverbios 29:17: “Corrije a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma”.
M. Cecilia: ¡Rafael! ¿Qué padre no anhela tener descanso y alegría en su alma por sus hijos? Creo que todos lo deseamos.
Rafael: En efecto, hermana, es así. No hay padre que disfrute disciplinando a los hijos; sin embargo, hay padres que sufren por no haberlos disciplinado.
Es importante disciplinarlos y enfocarnos en poner toda nuestra concentración en sus vidas, organizándolos y guiándolos de manera disciplinada, para evitar momentos de rebeldía. Pero cuando llegue la rebeldía y tiempos de rebelión de los hijos hacia los padres, la sociedad o cualquier cosa, tenemos que ser puntuales en corregirla antes de que crezca y empeoren las cosas. Así, con mucho amor, podemos hacer la corrección en momentos oportunos y no esperar a que sea más difícil.
Dios es bueno, y si queremos manifestar su bondad, también tenemos que empezar a disciplinar con bondad desde nuestro corazón. Finalmente, disciplinar al rebelde según su rebeldía, evitando que lleguen a cosas grandes, sino manteniéndolos siempre en disciplina, es el mejor consejo que podemos dejar en este día.
Sobre el autor:

Rafael Barrera es el pastor de la Iglesia Vida y Gracia, en Ciudad de México. Además de su labor pastoral, ha impartido clases de estudio bíblico y consejería durante los últimos doce años. También participa regularmente en conferencias sobre temas relacionados con la fe.

María Cecilia Celso sirve en el Ministerio de la Mujer de la Biblia, donde es autora de varios textos publicados en la página. Además, comparte su voz en los videos del ministerio.
Desde hace 10 años, reside en el sur de Argentina, específicamente en la Provincia de Santa Cruz. Está felizmente casada y es madre de tres hijos.
Agradece a todas las mujeres de esta página por su apoyo al Ministerio y las anima a seguir creciendo espiritualmente, con el fin de reflejar la imagen y carácter de Dios.