La mujer de la Biblia
Razones por las que necesitas congregarte
Razones por las que necesitas congregarte
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La Biblia nos manda a congregarnos.
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La Biblia nos enseña cómo vivir al lado de otros hermanos y hermanas.
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Dios nos creó para ser su cuerpo que lo glorifique, sirva y adore.
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Dios nos llama a dejar la soledad y la autosuficiencia para vivir con otros creyentes.
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Somos el cuerpo de Cristo, llamados para ser luz al mundo —pero juntos.
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No hay excusas para no congregarte, pues la Iglesia de Cristo aún no es perfecta, como tú.
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Encuentra a tu familia de la fe en tu iglesia local, porque es la familia eterna.
Razones por las que necesitas congregarte
¿Alguna vez te han dicho: «tienes que congregarte»? Seguro que sí. En este artículo queremos enseñarte lo que la Biblia dice al respecto.
La verdad es que decir: ¡Congrégate! Es una verdad bíblica que se ha usado de forma moral o religiosa —o sea en forma de cumplimiento, nada más— para condenar a quienes no se congregan, o para aquellos que no faltan a la iglesia local pero su corazón está lejos de Dios.
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Sin embargo, la Biblia dice que es Dios quien nos llama a congregarnos, y es Dios quien lo ha dejado como un mandato lleno de bondad y amor para su pueblo, sus hijos, su Iglesia. Nota como lo dice Dios en Su Palabra: «Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca» (Heb 10:23-25).
¿Puedes ver el propósito de Dios en su mandato?
Entonces, evaluemos cuatro razones por las cuales es necesario congregarnos:
1. Dios nos llama a congregarnos
No solo porque toda la Biblia es inspirada por Dios y es útil para nuestra alma (2 Ti. 3:16), sino porque Dios tiene un propósito bueno que está desplegado en toda su Palabra. Eso incluye su mandato de congregarnos. Si nuestro Dios bueno lo dice, entonces, es bueno.
Ahora bien, si Dios lo dice en forma de mandato, quiere decir que espera obediencia de su pueblo. Si recuerdas, cuando Dios hablaba al pueblo de Israel, era de forma congregacional, sus leyes fueron dadas a conocer en medio de la congregación, y la adoración también era congregacional. Este era el énfasis: un pueblo que adora a Dios, quien lo salvó, lo representa en el amor y servicio dentro de la congregación según su Palabra.
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Sigamos. Si es un mandato de Dios, Él no lo ha dado sin un propósito. Veamos qué dice la Biblia sobre el propósito de congregarnos.
2. Dios tiene un propósito
Dios envió a decir a Faraón por medio de Moisés que dejara ir a su pueblo con un propósito: para que me sirva —en otras versiones de la Biblia dice: «para que me adore»— (Éx 7:16, 8:1,20; 9:1; 10:3) ¿Por qué? Porque su pueblo no podía hacerlo libremente debido a la opresión que vivían bajo el dominio de este faraón. ¿No te suena parecida esta historia a nuestra historia de salvación? Sí. Es la misma historia que tenemos con Dios. La diferencia es que, en vez de ser un faraón, es el pecado del cual el príncipe de este mundo se aprovecha.
Dios dice: —deja ir a este pueblo (nota el plural) con el propósito de que me sirva y me adore. Años más tarde, el profeta Isaías lo expresó de esta manera: «todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice» (Is 43:7). Es para su gloria.
Dios nos liberó del dominio del pecado para hacernos libres de manera que podamos servirlo, adorarlo, y más tarde, Cristo dice, que también nos hizo su pueblo para obedecerlo por amor (Jn. 14:24). Incluso, nos unimos al coro de los ángeles que dicen: «Santo, Santo, Santo» (Ap 4:8). Dios nos salva de forma individual para adoptarnos en su familia compuesta por todos los creyentes del mundo. Quizás crees que puedes vivir tu cristianismo sola. Sin embargo, Dios usa a tus hermanos y hermanas en tu vida para que juntos adoren y sirvan a Dios.
¿Vamos entendiendo más que no solo se trata de decir «congrégate»? Hay implicaciones con Dios por parte de nosotras que somos su pueblo.
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Además de adorarlo y servirle, también Dios usa a su Iglesia en nuestra vida para santificarnos.
3. Dios usa a la Iglesia para santificarnos
Regresemos a nuestro texto en Hebreos 10:23-25. Debido a que Dios es fiel, tenemos esperanza en que esta carrera cristiana la sostiene Él cuando estamos junto a otros. Por eso, considerémonos unos a otros con el propósito de estimularnos al amor, a realizar buenas obras, a congregarnos, a exhortarnos para que el pecado no nos endurezca, engañe ni nuble nuestra vista (Heb 3:13). Solo tu hermano y hermana te pueden hablar en el mismo lenguaje, y solo tus hermanos y hermanas pueden entender las dificultades que suceden.
Congregarse los domingos es importante, más la Iglesia de Cristo está donde hay creyentes viviendo en su Nombre. Donde estamos reunidos, representamos a la Iglesia de Cristo. Es por ello que Dios usa el propósito de congregarnos, de reunirnos y ser un pueblo para santificarnos. Así dice el famoso proverbio: hierro con hierro se afila (Prov 27:27a). Es decir, el hombre con otro hombre se pule. Perteneces al cuerpo de Cristo porque tal es el amor de Dios que te salvó para que tengas una familia aquí que será la familia con la que vivirás eternamente. Por supuesto que no es una familia perfecta, pues ni tú lo eres, pero es en esta familia que Dios escogió para ti que serás pulida, sostenida y apoyada hasta que Él regrese.
Hay otro propósito que nos enseña ser Iglesia.
4. El mundo observa a la Iglesia de Cristo
Nota lo que dice Mateo 5:16: «Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos». Todo lo que hacemos, al final, es para la gloria de Dios, internamente y externamente como Iglesia.
Nos gusta decir que somos sal y luz, pero vuelve a notar el plural. No es a título personal, es a título congregacional, la Iglesia de Cristo alrededor de todo el mundo, y específicamente en tu comunidad local, donde Dios te ha colocado para que Él brille por medio de tus obras y los hombres corran a Él por salvación.
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Es así, pues, que nosotras buscamos pertenecer, una cualidad inherente en el ser humano puesta por nuestro creador para que, al estar dentro de su familia, nos gocemos, nos identifiquemos y nos amemos. Quieras o no, si tu fe está en Cristo Jesús y en su obra, eres hija de Dios, y, por lo tanto, eres llamada a Él junto con otras; no te puedes escapar de este llamado ni de este mandato. Dios está contigo.
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