Devocional Navideño

Postulado 3

Devocional Navideño

 

“Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta” (Lucas 1:29).

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Curiosamente María no se turbó por la presencia de tu siervo, el ángel Gabriel, sino “por sus palabras”.

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¿Qué es lo que le había dicho a la doncella? Que era “muy favorecida”, “bendita” y que tú estabas con ella. 

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Me siento identificado con ella porque al ser yo una masa de corrupción, me cuesta la misma vida entender cómo tú puedes dirigirte a mí con semejantes promesas en el evangelio. 

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¿Yo, muy favorecido? ¿Yo, bendito? ¿Yo, acompañado por Dios?

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¿Cómo puede el Ángel del Señor, Jesucristo, consolarme con tanta ternura? ¿No se da cuenta de que por naturaleza soy tu enemigo y de que todo lo que hay en mí se rebela contra tus deseos y mandatos? 

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Mi corazón enseguida me dice que este Ángel me tiene que estar engañando: “Seguramente tendrá algún propósito perverso en hablarte así”. Me siento preocupado y turbado por dentro.

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Pero la fe responde diciendo: “¿Te podrá traicionar el varón que derramó su sangre por ti?” ¡Por supuesto que no! ¡No puedo dudar más! 

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En Cristo, soy “muy favorecido”, “bendito” y tú, amado Padre, estás conmigo.

 

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