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Nahúm

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Autor: J. Vernon McGee

 

La justicia y bondad de Dios

Asiria había servido al propósito de Dios, y ahora va a ser destruida. La destrucción de Nínive, según los detalles que se nos presentan en esta profecía, es algo realmente extraordinario. Éste es el mensaje, que sirve de consuelo para un pueblo que vive atemorizado por una nación poderosa e impía. Dios va a destruir a cualquier nación impía. Todo lo que uno tiene que hacer es tomar un libro de historia y observar lo que ha sucedido en el pasado. Usted va a poder ver allí que cada poder mundial llegó a caer, y cayó en el momento en que se entregaron al vino, a las mujeres y al canto. Cuando llegaron a ese lugar, usted puede estar seguro de una cosa, que estaban a punto de caer, y que pronto iban a pasar al limbo de los perdidos. Allí es donde se encuentran todas las grandes naciones del pasado, en el día de hoy.

¿Podríamos quizá decir lo mismo en cuanto a cada una de nuestras naciones? ¿Cree usted que eso es posible? Nuestras naciones se están dirigiendo a la perdición, en una carrera desenfrenada. No sé cuándo llegaremos al punto de extinción. No soy profeta ni hijo de profeta, solamente soy predicador. Así es que, lo único que puedo decir es que me parece que estamos descendiendo de manera vertiginosa.

Libro de la visión de Nahum de Elcos. Esto es todo lo que se sabe del escritor de este libro, y lo he discutido con detalles en la introducción. Aparentemente Nahúm había nacido en el reino del norte, y ése sería su país nativo. Pero él fue a vivir a la parte sur de Judá, quizá cuando era bastante joven. Él tenía mucho interés por el reino del norte, y aparentemente él estaba vivo cuando el reino fue llevado a la cautividad en Asiria. Su mensaje habla del juicio que vendría sobre Nínive.

Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos. [Nah. 1:2]

Según el diccionario de la lengua española, “celo” significa: “Amor extremado y eficaz a la gloria de Dios y a las almas”. Dios, es un Dios celoso, y Dios, demanda, exige que Su pueblo le adore solamente a Él. Cuando cualquier pueblo, no importa cuál sea ese pueblo, se vuelve a la idolatría, o al pecado, eso lo coloca contrario al Dios que lo creó; y cuando se entrega a esa clase de adoración, Dios se muestra celoso. Ahora, hay personas que dicen: “Bueno, eso es un poquito diferente, los celos de Dios y los celos del hombre”. Bueno, no creo que haya mucha diferencia en esto. En Éxodo 20:3-6, leemos: No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

Dios le ama. No importa quien sea usted. Usted no puede evitar que Él le ame. Sin embargo, usted puede llegar al punto donde no experimente el amor de Dios. Cuando usted se cubre con una sombrilla de pecado, el sol del amor de Dios no va a brillar sobre usted. Pero aún está allí para usted. Usted también puede cubrirse con la sombrilla de la indiferencia, puede cubrirse con la sombrilla de darle a Él la espalda y no hacer Su voluntad. Hay muchas sombrillas con las cuales usted se puede cubrir para evitar que el amor de Dios brille sobre usted. Pero no puede evitar, no puede impedir que Él le ame.

Ya que Él le ama, Él siente celos por usted. Eso quiere decir que Él le quiere a usted. Dios, en realidad, no quiere lo que usted tiene; Él le quiere a usted mismo. Nosotros los predicadores siempre estamos pidiéndole lo que usted tiene. Me gustaría no mencionar el dar nunca—francamente no me gusta hacerlo. Si el pueblo de Dios diera suficiente para cubrir los gastos de nuestro programa, usted nunca me oiría mencionar dinero. Pero Dios no quiere lo que usted tiene—Él le quiere a usted. Y Él es celoso cuando usted se entrega a sí mismo, o a su tiempo y su sustancia a otras cosas. Cuando usted se entrega al pecado, Dios es celoso.

En cierta ocasión escuché a una mujer decir: “Yo tengo un esposo maravilloso; él nunca siente celos de mí”. Bueno, no creo que éste sea un esposo tan maravilloso, en realidad. Quizá no tenía razón de ser celoso, aun cuando la esposa era una mujer atractiva. Pero no creo que eso sea algo bueno. Estamos viviendo en un día cuando la gente es demasiado amplia en su forma de pensar, especialmente en el asunto del sexo. Algunos piensan que una mujer puede entregarse a sí misma al primero que se le acerca. Y, amiga, si usted es esa clase de mujer, usted nunca llegará a tener un buen esposo, de eso estoy seguro. Porque un buen esposo es aquél que va a quererla a usted, la va a amar, y la va a desear a usted sobre cualquier otra cosa. Y no va a querer compartirla con ninguna otra persona. Cuando usted dice que no tiene un esposo celoso, de cierto modo, me da pena, porque eso indica que usted no tiene de veras una relación muy buena.

Dios está diciendo claramente: Jehová es Dios celoso. “Yo no quiero compartirte con el pecado del mundo, ni con la multitud que sigue a Satanás, y la idolatría. Yo no quiero compartirte con nadie. Quiero que me pertenezcas solamente a Mí”, dice Dios. No hay nada malo con que Dios diga que es celoso. Me agrada que sea así.

Cualquier buen esposo, o buena esposa, dice: “Yo no quiero compartir a mi esposo con nadie. Él es mío, me pertenece”. Esto es algo de suma importancia en el presente, y este mundo se ha olvidado de eso. No me sorprende, entonces, que haya tantos divorcios en la actualidad. Es porque se enfrentan a esto como si fuera un juego. No es sorprendente que hay más divorcios que matrimonios en muchos lugares hoy. Antes, las rameras se encontraban en las casas de citas. Pero en el día de hoy, esto es lo que se puede llamar una prostitución consecutiva. Así es que, uno toma una mujer por un tiempo, vive con ella, y luego se cansa y la deja. Pero viene a resultar la misma cosa, porque, si usted va a ser amado, si usted ama, entonces, habrá celos allí. Tiene que haberlos si es algo real y verdadero.

Jehová es Dios celoso y vengador. Aquí tenemos otra buena palabra. Usted recuerda que antes habíamos considerado la expresión de que Dios había dicho: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. (Ro. 12:19) Dios nos está diciendo a usted y a mí, que no debemos meternos en vengarnos, porque cuando lo hacemos no lo podemos hacer de la manera correcta. Sencillamente tenemos que entregárselo a Él. Dios dice: “Yo me hago cargo de esto sin el calor de la ira. Puedo hacerme cargo de esto con justicia. Yo haré las cosas correctas ya que conozco todos los aspectos del caso. Conozco todo en cuanto a esto”. Así es que Dios dice que Él es quien toma venganza. “Jehová es vengador”.

Jehová es vengador. Sea que nos guste o no, pero cualquier cosa que Dios hace está correcta. Cuando logremos asimilar eso en nuestras mentes, entonces nos podremos dar cuenta fácilmente que nosotros somos nada más que pequeñas criaturas, y que no sabemos mucho en realidad. Aún a la persona más inteligente le falta el entendimiento. A veces me canso de escuchar a algún comentarista por radio o televisión, que habla como si supiera mucho, pero en realidad lo que está demostrando es ignorancia, solamente habla. Usted y yo debemos reconocer que no sabemos mucho, y que cualquier cosa que Dios haga está bien hecha. Quizá usted no opina de esa manera. Pero, si así es, entonces, usted está equivocado porque Dios no puede equivocarse. Usted está equivocado. Me pregunto si usted estaría dispuesto a tomar esa posición. Si usted no lo hace, entonces, va a tener dificultades en lo que a Dios se refiere. Porque usted sabe muy bien que hay muchas cosas que Él no le va a informar a usted porque hay muchas cosas que Él no nos va a decir ni a usted ni a mí. Él, simplemente va a seguir adelante y las va a hacer. Él está controlando este Universo. Él hace las cosas a Su manera. Sé que hay algunas personas que desean tener poder, pero no duran mucho en este mundo. Hitler no duró mucho, tampoco Mussolini o Stalin. Hay otros que están ocupando los titulares de los periódicos en el presente, pero, con el pasar del tiempo, leeremos la noticia de su fallecimiento. Y no pasa mucho tiempo para que esto suceda. Dios aún está en el trono y está a cargo de todas las cosas.
 

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