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Nahúm

Nahum 2.PNG

Autor: J. Vernon McGee

 

Ejecución de la decisión por parte de Dios de destruir a Nínive


Vamos a ver en los capítulos 2 y 3, la justicia y la bondad de Dios demostrada en la ejecución de Su decisión de destruir a Nínive. Dios no simplemente habló de esto, sino que lo hizo. Él destruyó esa ciudad de una manera muy destacada, por cierto.


La aniquilación de Asiria


En el capítulo 2 Nahum profetiza un juicio terrible sobre Asiria, y la historia es testigo de su cumplimiento literal. Dios lo presenta de una manera muy clara cuando Él dice: Allí pondré tu sepulcro, porque fuiste vil. (Nah. 1:14). Dios está diciendo que los iba a sepultar, y, créame, eso fue cumplido exactamente.


Subió destruidor contra ti; guarda la fortaleza, vigila el camino, cíñete los lomos, refuerza mucho tu poder. [Nah. 2:1]


Aquí tenemos a las fuerzas medo-babilónicas que llegaron bajo el comando de Ciáxares y Nabopolasar. Ellos fueron contra Asiria y la destruyeron en 612 a.C. Es interesante notar que Nahum le dice aquí a Asiria con sarcasmo mordante, que debe reforzar su poder. Los asirios no dejaron a nadie vivo, y pensaban que tenían una fortaleza inexpugnable, y que podían soportar cualquier clase de juicio. Bueno, Dios está diciéndole a esta nación que va a ser destruida.


Porque Jehová restaurará la gloria de Jacob como la gloria de Israel; porque saqueadores los saquearon, y estropearon sus mugrones. [Nah. 2:2]


Nahum está diciendo que el tiempo ha llegado para el juicio de Asiria porque Dios ha cumplido el juicio de Su propio pueblo y va a restaurarlos. La mención de Jacob y de Israel, es una referencia tanto al reino del sur de Judá como al reino del norte de Israel. Los saqueadores son los enemigos del pueblo de Dios, especialmente la nación de Asiria. “Estropearon sus mugrones” es probablemente un símbolo de la nación de Israel. (Véase Sal. 80:8-16)


Este capítulo contiene la profecía detallada de Nahum, la cual hoy es un récord correcto, histórico de lo que tuvo lugar unos cien años después de la muerte de Nahum. Esto habla de la finalidad del juicio de Dios sobre la nación de Asiria; habla del hecho de que Asiria jamás volvería a existir. Y Asiria jamás ha vuelto a aparecer. Según la Palabra de Dios, Babilonia resurgirá, así como algunas otras naciones. Pero, Asiria, uno de los poderes principales del mundo anciano, jamás volverá a existir—Dios dice eso con toda claridad.


La captura de Nínive se describe aquí de una manera realmente aterradora. Este pasaje revela lo terrible que fue todo eso, y usted podría escribir sobre este capítulo la siguiente inscripción: Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. (Gá 6:7) Asiria había sido una de las naciones más brutales y terribles que el mundo haya conocido. Una de las cosas que hacían los asirios a sus enemigos era enterrarlos vivos en la arena del desierto, los enterraban y dejaban que solamente sobresaliera su cabeza. Luego, colocaban una lengüeta de cuero a través de la lengua de la víctima y las dejaban allí para que sufrieran al sol del desierto, y éstos enloquecían primero y luego morían. Ésas pues, eran algunas de las cositas que hacían los asirios. También tenían otras sorpresas para sus enemigos. Se cuenta que cuando el ejército asirio marchaba sobre algún país, en muchos lugares, una comunidad completa llegaba a suicidarse antes que caer en las manos de los asirios. En el mundo antiguo, ésta era una nación muy temida, por cierto. Vemos aquí en el Libro de Nahum que Asiria está comenzando a moverse; pero el movimiento ahora es la dirección opuesta. Ellos ya no son más los agresores, sino que son los medos y los babilonios quienes venían contra ellos.


El escudo de sus valientes estará enrojecido, los varones de su ejército vestidos de grana; el carro como fuego de antorchas; el día que se prepare, temblarán las hayas. [Nah. 2:3] 


El escudo de sus valientes estará enrojecido. Esto no era enrojecido con sangre, como piensan algunos. A los asirios les gustaba mucho el color rojo, o escarlata. Uno puede ver eso en muchas cosas, especialmente en el arte, y evidentemente ellos tenían mucho interés en ese color. Hacían todo de ese color. Hay algunos estudiosos que opinan que ellos utilizaban escudos con una cubierta de cobre, y que, en la luz del sol, el reflejo del cobre era de color rojo. ¿Por qué lo utilizaban? Se cree que ellos lo utilizaban para atemorizar a sus enemigos. Usted sabe muy bien, que en toda guerra uno trata de hacer creer al enemigo muchas cosas además de luchar; uno trata de atemorizar todo lo que más puede al enemigo.


En la Segunda Guerra Mundial, cuando se arrojó la bomba atómica sobre el Japón, antes se le había dado una advertencia al enemigo. Los japoneses pensaban que los americanos estaban hablando nada más y que no iban a hacer lo que decían, pero ésa fue una ocasión cuando sí hicimos eso. Pero los japoneses no prestaron ninguna atención a esa advertencia. Hoy muchos protestan esa acción y flagelan a esta nación, declarando que somos culpables de algo horrible. Pero no creo que nuestra nación ahora tenga que vestirse de cilicio y echar cenizas sobre su cabeza. Ésa fue una cosa terrible, pero después de todo, la guerra es algo terrible. Nuestros soldados estaban muriendo, y nosotros no estábamos ganando la guerra de ninguna manera. Con el uso de esa bomba, se terminó la guerra. Pero digo francamente que aquí podemos ver en el Libro de Nahum, que el principio de Dios está siendo cumplido, y que este enemigo muy brutal, está cosechando ahora lo que sembró. Quizá esto sea una advertencia para aquéllos que arrojaron la primera bomba atómica, y Dios posiblemente no olvidará eso.


Pero lo interesante de todo esto es que una nación trata de atemorizar a la otra, y el enemigo a veces comete el error de creer que la nación atacante está solo hablando, que es solamente palabrería, cuando en realidad la nación atacante, está diciendo la verdad. Quizá por eso ellos utilizaban este color rojo. … los varones de su ejército vestidos de grana.


El carro como fuego de antorchas; el día que se prepare, temblarán las hayas. Creo que esto describe la forma en que esos carros estaban construidos y la armadura que tenían. No estaban construidos de madera como los otros carros que uno puede apreciar en los museos del presente. Por ejemplo, los egipcios utilizaban mucho la madera al construir esos carros de guerra. Aparentemente los asirios eran los que tenían el último modelo en este asunto de carros, y éstos eran como fuego de antorchas; el día que se prepare, temblarán las hayas.


Los carros se precipitarán a las plazas, con estruendo rodarán por las calles; su aspecto será como antorchas encendidas, correrán como relámpagos. [Nah. 2:4]


El versículo 4, es otro versículo que va a ilustrarnos un método de interpretación de las Escrituras que es completamente equivocado. Permítame decir que aquí Nahum está hablando en cuanto a los carros de los enemigos, y a los carros de los asirios. Probablemente ésta sería una batalla en la que el enemigo usaría carros. Ahora, lo que ocurrió es que cuando el enemigo marchó contra Asiria, esta nación tenía una ciudad que podía ser defendida muy bien. Deodoro Sículo, un historiador griego, dice que Nínive tenía 1.500 torres, y cada una de ellas era de más de 60 metros de altura. O sea que, podemos decir que Nínive era una ciudad muy bien defendida, por cierto. Pero durante el sitio, el Río Tigris aumentó su cauce y provocó una inundación que se llevó una sección completa del muro. El río hizo lo que el enemigo no podía hacer. Las aguas del río llegaron a los muros de Nínive, y el enemigo pudo acercarse y penetrar hasta dentro de la ciudad misma. Penetró a la ciudad de Nínive, y luego utilizaron métodos de irrigación para inundar a la ciudad, e inundaron también el palacio. Fue así, pues, que él pudo apoderarse de ellos. La apertura en los muros era de tal tamaño que los carros del enemigo pudieron pasar adentro de la misma ciudad, y lo que se describe en el versículo 4, no es otra cosa sino una batalla de carros de aquel día.


Hay una interpretación de la profecía hoy que deploro, por cierto, y me da pena ver que en la hora presente tenemos tanto de esto. Por ejemplo, hay quienes opinan que ésta es una profecía en cuanto al automóvil. Esto es lo que Sir Robert Anderson llamó “las manifestaciones extravagantes de los traficantes de las profecías”. Hoy existe gran interés en la profecía hoy porque están ocurriendo muchos hechos mundiales, grandes crisis. Pero necesitamos reconocer que uno puede llegar a ser un fanático en cuanto a esto, y puede exagerar mucho la cosa. Creo que fue Winston Churchill quien dijo, “Un fanático es aquél que no puede cambiar su manera de pensar y tampoco quiere cambiar el tema”. Hay algunas personas que hoy se dedican a hablar nada más que de la profecía, y llegan a ser fanáticos en sus interpretaciones. 


Amigo, esta profecía no tiene nada que ver con el automóvil. Aquí se habla de que se van a atropellar en su marcha, usted sabe muy bien lo que sucede si un automóvil atropella a otro. Allí termina todo y no se puede ir a ninguna parte. Usted ha podido apreciar esto en las carreteras. Lógicamente, cuando llega la hora en que todo el mundo está en la carretera, puede ver a un accidente detrás de otro. Así es que, cuando un automóvil atropella a otro, allí queda todo.


¿De qué está hablando el profeta Nahum cuando dice: ¿Los carros se precipitarán a las plazas, con estruendo rodarán por las calles? Bueno, si usted ha podido observar alguna vez en un museo, o ha visto alguna fotografía de una de estas ruedas que usaban estos carros asirios, usted ha podido apreciar que del eje salen unas extensiones de metal que son un arma muy peligrosa. Así es que, la persona que estaba manejando ese carro podría acercarse todo lo que le fuera posible a su enemigo, y ese instrumento de guerra que sobresalía del eje del carro, destrozaba las ruedas de madera del carro enemigo, ya que muchos de ellos tenían ruedas de madera. Eso, por supuesto, ponía fuera de acción a ese carro si el enemigo podía acercarse y destruir las ruedas de un solo lado. Este versículo se refiere a eso. No tiene nada que ver con el automóvil de nuestros días.


Su aspecto será como antorchas encendidas, correrán como relámpagos. Ellos se movían muy rápidamente en aquel día, aunque para nuestro día, eso sería muy lento, por cierto. Los asirios habían desarrollado la lucha por medio de los carros de una manera tal que era casi imposible superarlos. Así es que, el enemigo había asimilado eso, de modo que, cuando se encontraban en las calles de la ciudad, y en las afueras de la ciudad, la batalla era algo terrible, por cierto. Eso, amigo, es de lo cual el profeta está hablando aquí.


Yo creo que uno puede lograr una aplicación moral y espiritual de la Palabra de Dios, pero, no creo que uno pueda tomar esto e interpretarlo de manera literal para nuestros días. ¿Se da cuenta, de lo destacado que es este Libro de Nahum? Aquí tenemos otro de los grandes principios de la interpretación de la Palabra de Dios. Por ejemplo, cuando usted lee en Isaías: Por tanto, sembrarás plantas hermosas, y plantarás sarmiento extraño, (Is. 17:10) no piense que está hablando de árboles de naranjas, porque ésa es una planta que crece en abundancia en Israel. En realidad, toda esa zona ha tenido siempre muchas naranjas hasta en los días de Salomón, porque él habla en el Cantar de los Cantares, de morar debajo de los manzanos, y ese manzano es una referencia a los árboles de naranjas, en realidad. (Cnt. 2:3) De modo que, usted no debe tomar hoy las Escrituras que han tenido una interpretación para un pueblo diferente, en una época diferente, y traerlas a nuestro propio tiempo y decir que es una profecía para hoy.

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