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Las mujeres de la Biblia

Vida y Época 

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RAJAB
LA MUJER A QUIEN DIOS SACÓ DEL BASURERO

Postulado 1
 

Referencias bíblicas: Josué 2:1, 3; 6:17-25; Mateo 1:5; Hebreos 11:31; Santiago 2:25


Significado del nombre: La primera parte de Rajab, «Ra», era el nombre de un dios egipcio. Como amorrea, Rajab pertenecía a un pueblo idólatra y tenía un nombre cuyo significado es: «insolencia», «fiereza», o «amplio», «espacioso».


Nexos familiares: Aunque los padres, hermanos y hermanas de Rajab estaban vivos en el momento de su asociación con los espías que Josué envió, no se nos dan sus nombres (2:13). Algunos de los antiguos padres judíos que la tenían en gran estima consideran que ella fue la esposa de Josué, pero en la genealogía real de Jesús, a Rajab se le menciona como la esposa de Salmón, uno de los dos espías que ella albergó. En cambio, ella se convirtió en la madre de Booz, quien se casó con Rut, de cuyo hijo mayor, Obed, vino Isaí el padre de David, línea de descendencia de la que nació Jesús (Mateo 1:5). Salmón fue un príncipe de la casa de Judá, y así, Rajab, la que una vez fue una prostituta pagana, contrajo matrimonio con un miembro de una de las principales familias de Israel y llegó a ser uno de los antepasadas femeninos de nuestro Señor, las otras antepasadas extranjeras fueron Tamar, Rut y Betsabé. La gratitud que Salmón sintió por Rajab maduró en amor y cuando la gracia borró su vida anterior de vergüenza, la hizo su esposa. El comentario de Jerónimo sobre la inclusión de las cuatro mujeres extranjeras en la genealogía de Mateo es muy sugerente:


En ella no se incluyen ninguna de las santas mujeres, solamente aquellas a las que las Escrituras culpan, para que Aquel que vino por los pecadores, habiendo nacido de pecadores, pudiera destruir los pecados de todos.


Los escritores, tanto judíos como cristianos, han tratado de probar que Rajab era otra mujer diferente de la que la Biblia siempre menciona como una «ramera». Para ellos es abominable que una persona de tan mala reputación fuera incluida en la genealogía de nuestro Señor y que Pablo la mencione como una mujer de fe y, por tanto, su historia se ha distorsionado para promover un sistema de salvación basado en la bondad humana. Aunque puede que se quede perplejo el sentido de buen gusto de los hombres, permanece en pie el hecho de que Rajab, Tamar y Betsabé eran mujeres pecadoras que Dios purificó y formaron parte de la línea real de la cual nació Jesús.


Se ha sugerido que la palabra «prostituta» puede traducirse como «mesonera», convirtiendo así a Rajab en la dueña de una taberna al borde del camino. Se han hecho conjeturas diciendo que ella había sido una concubina, así como lo fueron Agar y Zilpa, pero que en Jericó ella era una mujer de buena reputación identificada con un negocio respetable. Sin embargo, la Biblia no intenta suavizar el desagradable hecho de que Rajab fue prostituta. Al esforzarnos por entender su carácter, tenemos:


Su pecado

A Rajab se le menciona tres veces como la prostituta, y el término hebreo zoonah y la palabra griega porne nunca han significado otra cosa que «prostituta», una mujer que se entrega indiscriminadamente a cualquier hombre que se le acerca. Rajab se entregaba en inmoral libertinaje cuando los mercaderes que estaban de paso por allí se alojaban en su residencia de mala fama. Es evidente que Rajab tenía su propia casa y vivía separada de sus padres y demás familiares. Aunque ella nunca dejó de interesarse en sus seres queridos, quizás la trataban como una leprosa moral. Se dice que en aquel entonces la prostitución no era considerada con el mismo horror que ahora, pero la Biblia unánimemente habla de la prostitución con repugnancia moral y ostracismo social.


La casa de Rajab estaba construida contra la muralla del pueblo con el techo casi al nivel del muro y con unas escaleras que llevaban a un techo plano que parece haber sido continuación de la muralla. De esta forma, las personas de Jericó conocían todo acerca de los hombres que entraban y salían de su desprestigiada casa. Aunque su nombre fue santificado y ennoblecido, tanto Pablo como Santiago le dan el mismo calificativo, la prostituta Rajab. Ella siguió llevando el pecaminoso y distintivo nombre, proclamando así la peculiar gracia del poder transformador de Dios. No se nos dice cómo Rajab comenzó su mala profesión. Como muchas jóvenes de hoy, es probable que las restricciones de su respetable hogar le resultaran demasiado irritantes. Quería una vida más libre, una vida de emociones y apasionamiento, lejos de la aburrida monotonía del hogar que la vio nacer y la protegió. Así que, llena de energía e independiente, dejó a sus padres y arregló su propio apartamento con terribles consecuencias. Con frecuencia, mujeres como Rajab son más víctimas del pecado que pecadoras. La lujuria del hombre por lo ilegítimo es responsable de la prostitución.

Su plan
Fue de algunos de los viajeros a los que Rajab entretuvo y con los cuales pecó, que se enteró de los hechos acerca del éxodo de Israel, el milagro del Mar Rojo y el derrocamiento de Sijón y Og. Así que cuando los dos espías de Josué buscaron refugio en su casa, ella supo que tarde o temprano el rey de Jericó se enteraría de la acogida que les había dado.


Aquí estaban estos dos hombres, diferentes de los demás hombres que venían en busca de sus favores. Estos eran hombres de Dios, no idolatras, con una misión: derrocar a los enemigos de su pueblo y de forma brillante planeó la protección y escapatoria. Los manojos de lino que tenía secándose sobre el techo de la casa y el cordón rojo que utilizó como señal, son indicadores de que Rajab fabricaba y también tenía lino. Si ella, como Lidia, se hubiera adherido a tan honrosa ocupación, qué historia tan diferente hubiera sido suya.

El habilidoso plan de Rajab tuvo éxito. Los dos espías judios tenían graves problemas pues los perseguidores amorreos estaban sobre su pista, pero Rajab, aunque su seguridad y patriotismo como amorrea se reafirmarían si ella delataba a los espías, decidió esconderlos y conservarlos con vida. Al ver su mirada aterrada por saberse perseguidos, Rajab los tranquilizó diciendo: «No teman, yo no los traicionaré ni a ustedes ni a su líder. Siganme», y llevándolos al techo de la casa, les ofreció que se cubrieran completamente en una pila de manojos de lino que se estaban secando. Poco después, cuando los perseguidores llegaron a la casa de Rajab siguiéndole la pista a los espías, ella los recibió con la excusa plausible de que habían estado allí, pero que se habían ido por la puerta oriental. Si dudaban de su palabra, podían entrar y revisar la casa. Pero los perseguidores salieron para alcanzar su presa, sin saber que Rajab estaba ayudando a los espías. Tan pronto como estuvo libre el camino, aprovechando la oscuridad de la noche, ella bajó a los espías desde una ventana en la muralla y, conocedora del país como lo era, dirigió a los espías por la mejor vía de escape.


Hay uno o dos detalles relacionados con este inteligente plan de Rajab que son dignos de mención. En primer lugar, aunque había sido una idólatra, con una fase de inmoralidad asociada a su vida idólatra, ella testificó tener una comprensión admirable de la soberanía del verdadero Dios, pues le dijo a los espías:


Yo sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra, y por eso estamos aterrorizados...Yo sé que el SEÑOR y Dios es Dios de dioses tanto en el cielo como en la tierra (Josué 2:9-11).


A pesar de haber sido una prostituta, había recibido una percepción de arriba de que los espías eran hombres de Dios, precursores de su pueblo que ejecutarían su voluntad y que ponerse de su lado era ponerse del lado de Dios mismo.


Además, en la mente de Rajab, no importa cuán poco comprensible sea, había un llamado distintivo de parte de Dios de que ella había sido escogida de entre su propio pueblo idólatra para ayudar al Dios del cual tenía una concepción creciente.


Su fe en este Dios que obraba maravillas era admirable y singular. Fue ese llamado que la hizo estar dispuesta a sacrificar a su propia nación, acto que de otra manera sería traicionero. ¿Acaso su confesión del poder y propósito de Dios, y su servicio a los espías no indican que ella sabía que Dios maldecía la raza de la que formaba parte debido a los crímenes e idolatría, y que ella quería separarse de un pueblo destinado a la perdición e identificarse con el pueblo de Dios? La declaración de fe que hizo esta mujer cananea la coloca en una posición única entre las mujeres de la biblia.
 

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